Más árboles, menos cemento

Ahora que al verano le llaman olas de calor y al invierno olas de frío, y como ya está aquí la calorina propia de junio, los granadinos echamos de menos más zonas de árboles, eso que ahora los snobs del clima llaman islas climáticas o microbosques autosostenibles urbanos.

Y es que los arboricidios y jardinicidios practicados y/o consentidos por los distintos consistorios granadinos han sido constantes en nuestra historia reciente, unidos siempre a los espeluznantes cementazos que padecemos, característicos de la fisonomía más fea de Granada, que inundan calles, parques, plazas, edificios, y que son producto del pésimo desarrollo urbano de Granada, ciudad inigualable por bella convertida en ciudad inigualable por fea, sucia y descuidada.

Transformada pues por los cementazos/arboricidios en una ciudad degradada y desagradable, Granada podía haber tenido una evolución urbanística modélica y ser una de las ciudades más bellas de España y el mundo, pero la belleza de las ciudades es de su conjunto, no solo por poseer monumentos magníficos, y hay que trabajarla durante décadas y con muchas generaciones implicadas en su conservación y embellecimiento, cosa que en Granada no se ha hecho porque carece de proyecto de ciudad.

La Granada actual es fruto de pelotazos urbanísticos, desaciertos, mal gusto, decisiones desastrosas e interesadas, y ahora toca centrarse en su embellecimiento, para bienestar de los granadinos y para atraer un turismo de mayor calidad.

Para disimular esta ciudad-cementazo deben limpiarse todas las pintadas y multar a los grafiteros. A nosotros el Ayuntamiento nos fríe a impuestos y aquéllos, que tienen Granada hecha un asco, llevan décadas actuando impunemente. Debe fomentarse el ornato de las fachadas utilizando la carta de colores municipal, la regeneración de cientos de espacios urbanos degradados, la rehabilitación del casco histórico y su habitabilidad, con cientos de viviendas y locales vacíos, inundados de carteles y pegatinas, limpiar a conciencia toda la ciudad, encastrar contenedores y crear más masa arbórea y jardines, tan necesarios medioambientalmente y para los vecinos, porque esas islas climáticas son imprescindibles para nuestro bienestar.

Nuestros políticos llevan décadas descuidando y parcheando Granada, demostrando que no quieren ni a Granada ni a los granadinos.