La ruta de los antiguos pescadores que recorre la costa más salvaje de Almuñécar
Impresionante ruta circular por las playas y acantilados de la Costa Tropical granadina
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Pasando por tramos empedrados y bajadas hasta la misma playa, con panorámicas a un Mediterráneo turquesa propio de esta zona de la Costa Tropical. Es una de las rutas menos conocidas y más impresionantes del litotal granadino.
Quien visite Almuñécar con espíritu aventurero tiene una cita con la parte más salvaje de la Costa Tropical. Entre acantilados, calas escondidas y una rica vegetación mediterránea, se extiende una antigua vía utilizada por pescadores que hoy se ha transformado en una ruta de senderismo tan encantadora como accesible.
El Camino de los pescadores
Conocido como el Camino de Pescadores este recorrido permite elegir entre dos variantes según el tiempo y la energía del caminante. La versión más exigente abarca más de diez kilómetros (10,72 km) y arranca desde la playa de San Cristóbal, en el casco urbano, para bordear toda la línea de costa.
El sendero pasa por Cotobro, atraviesa la playa naturista de El Muerto y se encarama sobre el Peñón del Lobo antes de iniciar el descenso hacia La Herradura, junto al Hotel Best Alcázar. Esta opción puede completarse en poco más de tres horas.
Versión corta: por el corazón del antiguo sendero
Para quienes buscan una ruta más corta pero igual de gratificante, existe un itinerario de apenas 3,3 kilómetros. Comienza en el acceso a Cotobro y permite recorrer el corazón del antiguo camino: un sendero que une el sendero que baja a la playa de Cotobro, continúa hasta El Muerto y sigue por el camino hasta el Peñón del Lobo. Las vistas de lo peñones del Santo y de Afuera son el regalo a una caminata como esta que suma la posibilidad de ver las cumbres de la Sierra de Lújar si el día está despejado.
Flora y fauna
Más allá del trazado costero, el atractivo natural es parte esencial de la experiencia. A lo largo del camino, el visitante se encuentra con una diversidad de flora perfectamente adaptada al entorno: arbustos de ricino, adelfas, palmitos, cañas, almendros e higueras silvestres.
Las rocas que flanquean la costa son refugio para lapas, caracolillos, erizos y pequeños cangrejos. Y en el cielo, gaviotas, charranes y otras aves marinas vigilan los pasos del caminante.
Esta ruta, que combina historia, naturaleza y deporte, se consolida como uno de los trayectos más recomendables para quienes desean descubrir el lado más auténtico del litoral granadino. Caminar por ella no solo es un placer físico: es también una forma de rendir homenaje a quienes, desde hace generaciones, desafiaron estos mismos acantilados.
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