Autonomía farmacéutica
Salud sin fronteras
La nueva norma debe proteger a la farmacia comunitaria y a la distribución

El anteproyecto de ley del medicamento y productos sanitarios, que actualmente se está tramitando por parte del Gobierno de España, pretende actualizar la normativa vigente desde que en 2006 se aprobara la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios.
De los diferentes aspectos que aborda el anteproyecto quiero detenerme en uno de ellos, por su trascendencia especial: me refiero a la garantía de autonomía estratégica y de la cadena de suministros de medicamentos, que aparece como una novedad interesante en el planteamiento normativo que se quiere impulsar en la actualidad con este anteproyecto.
Trabajar en clave de aumentar la autonomía estratégica en nuestro país e incluso en la UE, es una prioridad. Tener capacidad para fabricar y distribuir los insumos imprescindibles para una vida social plena de normalidad es algo que genera consenso social y político; Europa apuesta por ello.
El anteproyecto de ley de medicamentos y productos sanitarios establece algunas disposiciones para aumentar nuestra autonomía estratégica en el ámbito de los medicamentos y, aunque es previsible que la tramitación parlamentaria mejore algunos aspectos, ello es una novedad muy positiva respecto a la regulación vigente desde hace unos 20 años.
No obstante, creo que es momento de reivindicar que la nueva normativa incorpore a la red de farmacias comunitarias de España y a la distribución mayorista como sectores clave para nuestra autonomía estratégica y que de ello se deriven las medidas de protección que sean necesarias en cada momento para asegurar su fortaleza y su contribución a esa deseada autonomía estratégica. El texto del anteproyecto no incorpora esta consideración y eso es algo que merece la pena corregir, lo cual implica ponerse manos a la obra.
Para hacer posible este objetivo se requiere incorporar un articulado específico en el proyecto de ley que se apruebe en las próximas semanas por parte del Consejo de Ministros para su envío a las Cortes Generales.
Posteriormente, los grupos parlamentarios tendrán la responsabilidad de mejorar el articulado y hacer posible disponer de la mejor normativa posible que, probablemente, estará en vigor muchos años y tiene que ser válida para las necesidades actuales y, también, las necesidades futuras. Es por ello que sería deseable una norma que cuente con el máximo consenso parlamentario y eso requiere un trabajo por parte de todos los agentes. Yo apuesto por la autonomía estratégica en España y por incorporar a la farmacia y la distribución farmacéutica con esta visión estratégica.
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