
La ciudad y los días
Carlos Colón
¡Santo guacamole!
La ciudad y los días
El día de su patrón, San Isidro, es festivo en Madrid al igual que lo son los de San Vicente Mártir en Valencia, San Ignacio en Bilbao, San Valero en Zaragoza, San Prudencio en Álava, San Rafael en Córdoba o San Lucas en Jaén. En Sevilla, en cambio, el día de su patrono no es festivo desde que se permutó por el miércoles de feria.
Todos los santos patronos, supongo, son importantes para las ciudades que los celebran declarando su día fiesta local. Pero sin hacer de menos a ninguno, San Fernando une a la santidad su importancia histórica decisiva para Sevilla, a la que devolvió a Europa el 23 de noviembre de 1248 tras la larga dominación islámica.
La ciudad en la que hoy vivimos, y así desde hace 777 años, es la fernandina, es decir, es la reconquistada por San Fernando. Reconquistada, no conquistada, porque si largo y culturalmente rico fue el período islámico, más largos y aún más ricos fueron los períodos romano y visigodo que se extendieron desde el año 206 antes de Cristo al 712. Por lo tanto, el día de San Fernando tiene un doble carácter religioso y civil.
Para nosotros, al igual que el 23 de noviembre, tiene ese carácter fundacional, de punto de giro de la historia que abre unos tiempos que llegan hasta hoy como acontecimiento fundacional en el que nos reconocemos. En este sentido San Fernando y la reconquista de Sevilla representan lo que el dos de mayo en Madrid o, aún más, el 2 de junio y el 20 de septiembre en Italia, el 4 de julio en Estados Unidos, el 14 de julio en Francia o el 3 de octubre en Alemania. En los casos citados se conmemoran sus nacimientos como nación o la entrada en un tiempo histórico que establece nuevas realidades políticas, sociales y culturales.
Esto es lo que a la vez representa San Fernando como patrón religioso y figura histórica fundacional de nuestra ciudad. Se merecía que, además de fiesta mayor de la ciudad, fuera fiesta local. Porque es el carácter festivo no laborable el que ancla una conmemoración de la mayor importancia histórica, además de religiosa, a la memoria de los ciudadanos.
Vale que lo religioso –San Fernando– solo afecte a los católicos, aunque por tradición, cultura y el número, aún hoy, de creyentes se justificaría que fuera festivo. Pero lo histórico –Fernando III– nos afecta a todos los sevillanos.
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