¡Va por ti, Paco!

25 de junio 2025 - 03:07

El otro día se nos murió nuestro amigo Paco Ruz, al que cariñosamente llamábamos Renchito. Hay personas que se mueren y otras que se nos mueren. Renchito se nos ha muerto a un grupo de amigos que a menudo celebramos que nos conocimos cuando íbamos en pantalón corto a la escuela. No hay mejor excusa para celebrar la vida. Desde entonces hemos abonado esa camaradería. Sabemos que el tiempo no regresa. Lo único que se puede hacer es no pasar de largo: estar ahí para recordar lo que alguna vez fuimos. Paco ha sido el primero en morir de esta peña, una peña unida por las costuras del aprecio y el compañerismo. Alguien escribió en el guasap que se había abierto el melón y que ya solo falta ir cortando tajadas. Y en eso estamos.

El día 19 de junio, todos los ‘Amigos de los 70’ (pues así bautizamos al grupo en el guasap) comenzaron a felicitarme por mi cumpleaños: Felicidades, felicidades, felicidades… Yo cumplía 71 tacos de calendario. De pronto un mensaje impactó en nuestro ánimo como un coche de carrera lo hace al estrellarse con una tapia: Paco Ruz ha muerto. El mensaje nos puso a todos muy tristes porque a Paco lo queríamos un montón. Sabíamos que llevaba algún tiempo luchando contra una enfermedad, pero en ninguna de nuestras mentes se había anclado la posibilidad de su muerte. Paco era de esas personas que se hacía notar porque era capaz de cambiar el ambiente de las reuniones. Enseguida se convertía en la salsa que necesitan todos los debates de amigos. Tenía el don de prolongar sin esfuerzo ni fatiga la duración de las comidas y las sobremesas. La vehemencia con que exponía sus ideas sobre la política, la religión o la sociedad en general convertía el rebatimiento de los demás en la algarabía propia de toda discusión colectiva. En el fondo, se alegraba el joío de las trifulcas que su opinión generaba. Pero jamás llegó la sangre al río, porque sus posturas (bien que asentadas en la izquierda) las culminaba siempre son una carcajada con la que quitaba seriedad al asunto: en el fondo era un estoico con un pie en el escepticismo.

A veces se va por el mundo con el alma hecha un garito donde la pesadumbre y la tristeza se turnan para acodarse en el mostrador y pedir otra ronda. Eso hicimos los amigos para aliviar nuestro desconsuelo: juntarnos e ir al bar más cercano y brindar por Renchito. ¡Va por ti, Paco! Quienes te conocimos, no vamos a olvidarnos de ti.

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