Las gradas de Los Cármenes pagaron la irregularidad del Granada CF

Granada/El Nuevo Los Cármenes no ha estado este año todo lo lleno que acostumbra. La irregularidad del equipo, los malos momentos como local y el hecho de que no hicieran de su templo un fortín como si ocurrió en otras temporadas, ha pasado factura en las gradas. De hecho, los números de asistencia muchas veces dependieron de las sensaciones que transmitió el equipo fuera de casa.

En resumen, la media de la temporada no llega a pasar de los 15.000, con una cifra ligeramente por encima de los 14.900 asistentes. En términos porcentuales, corresponde con un 70% de ocupación.

La grada tocó fondo en la siguiente jornada tras el bochornoso 5-0 en El Arcángel, y es que sólo 6.143 personas vieron a los suyos vencer al Racing de Ferrol. Esa fue la peor entrada de todo el año y probablemente no sólo de este curso, sino de varios más por la vergüenza que la afición sintió. A esta la siguió la segunda peor, y es que ni diez mil espectadores vieron la victoria por la mínima contra el Real Oviedo. Concretamente, 9.969 espectadores a pesar de que el encuentro se celebró en sábado, un día más accesible. La mala imagen dada en el Nuevo Mirandilla de Cádiz previamente hizo mella en la afición una vez más, que prefirió quedarse en casa o salir por ahí.

Antes de las vacaciones navideñas, el Granada se despidió de la afición goleando 4-1 al Cartagena en el que iba a terminar siendo el último partido en Los Cármenes de Myrto Uzuni, que se fue con un hat-trick. Si muchos hubieran sabido el devenir del albanés, igual se hubieran pasado por una grada (ya sea para aplaudir o reprochar) que apenas pasó de los 12.500 espectadores, siendo la tercera peor entrada pero con mucha diferencia de las dos primeras.

En la otra cara de la moneda, la primera gran noche de la temporada en Los Cármenes se vivió con motivo del duelo ante el Málaga, un encuentro marcado tanto por el ambiente festivo en las gradas como por el importante desplazamiento de la afición boquerona. Un total de 18.827 espectadores se congregaron aquel día en el estadio, rozando el lleno absoluto y marcando la mejor entrada del curso. Fue también una noche clave en lo deportivo, ya que supuso el último partido de Abascal al frente del equipo, cesado tras no lograr ninguna victoria como local.

Como no podía ser de otra manera, el estadio estuvo más lleno cuando fueron los andaluces los que visitaron al Granada. Por orden, malaguistas, cordobesistas, cadistas y almeriensistas ayudaron a llenar el campo, que en los derbis de la región siempre presentaron más de 17.000 espectadores por la cercanía en los desplazamientos. Sin embargo, el Granada solo logró vencer al Córdoba y al Almería, lo demás fueron empates.

Ante los malagueños, cordobeses, gaditanos y también contra el Elche fueron los únicos encuentros en los que se superó esa barrera de los 17.100 abonados que el club registró a final de la campaña de abonados. Únicamente en 4 de 21 partidos, una cifra que deja entrever el descontento y la animadversión que el granadinismo viene sufriendo las últimas temporadas, especialmente esta última, en la que la 'arrastrada' ante el Eibar dejó en la cuerda floja a Escribá, cesado esa noche.

En el único partido que se jugó en casa ya con Pacheta a los mandos, la final particular contra el Castellón, volvió a verse una buena entrada con algo más de 16.500 espectadores. La victoria con el gol sobre la bocina de Ricard le dio fe al granadinismo, aunque bien sabido es ya por todos el desenlace en El Sardinero. Tocará volver a llenar la grada el curso que viene, aunque está visto que a la afición le harán falta motivos.