Muere a los 77 años María Castellano, la primera mujer que fue catedrática de Medicina en una universidad de España
Había nacido en una cortijada de Jaén, pero ha vivido casi toda su vida en Granada
La catedrática granadina que aparece en el Trivial

Granada/A primeras horas de esta tarde ha muerto María Castellano, la primera mujer que fue catedrática de Medicina en una facultad española y que hizo su carrera en la Universidad de Granada. Además, era especialista en Medicina Legal y Forense y una referente nacional en esta materia. Igualmente se le ha conocido por ser pionera en asuntos de tanta relevancia social como el tratamiento de la violencia de género o los estudios para las 'pruebas de paternidad'. Desde hace varios años estaba luchando con un cáncer de ovarios que al final ha acabado con si vida.
María Castellano nació en 1948 en una cortijada de Jaén (Castillo de Fuentetétar), aunque ha vivido y pasado casi toda su vida en Granada, donde tenía un piso en la calle Severo Ochoa. Estudió medicina y cirugía en la Universidad de Granada en 1972. Se doctoró en medicina en 1977. En 1978, fue nombrada profesora adjunta de medicina legal y en ese mismo año se marchó a Bélgica para ampliar estudios con el profesor Armand André en el instituto de medicina legal de Liege, donde investigó sobre marcadores genéticos-moleculares aplicados a la investigación de la paternidad y a la identificación de indicios biológicos.
Durante toda su vida ha coleccionado premios y condecoraciones por sus trabajos. Castellano fue catedrática de Medicina Legal de la Universidad de Zaragoza (1980) y de la Universidad de Granada (1996), además de ser Académica de Número de las Reales Academias de Medicina de Zaragoza (1986), Granada (2007) y desde 2012, de la Real Academia Nacional de Medicina, siendo la segunda mujer que ocupó el sillón de académica de Número de la Real Academia Nacional de Medicina Española. Pertenecía también a la comisión de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. También llevaba a gala ser presidenta de La Orden de Caballeros y Damas del Santo Sepulcro y Basílica de San Juan de Dios. María Castellano será enterrada mañana a Jaén.
Obituario
Era frágil, menuda, pero su entereza y su disposición ante la vida le hacía superar cualquier reto que se le presentara. La cuento entre las amigas con las que hilar una conversación interesante, apasionantes y llena de matices. No había conversación que se le resistiera y su opinión era de las que sentaban cátedra. Los que la conocíamos sabíamos de su entrega y de su manera de soportar los reveses de la vida. Como esos sacos de arena con los que se entrenan los boxeadores, recibió puñetazos como para ser noqueada, pero nunca perdió la dignidad de la verticalidad reservada a las grandes personas.
Perdió a su marido en un accidente de tráfico cuando iba a reunirse con ella a Zaragoza. Luego perdió a su hijo, que murió a consecuencia de un cáncer de huesos. Y los últimos años de su vida los pasó luchando contra un cáncer de ovarios que se le había diagnosticado. Era una luchadora nata. En una de nuestras conversaciones me dijo que está satisfecha por cómo le había tratado la vida y le dolía ahondar en esos lances sin duda despiadados de la pérdida de seres queridos, como si un sigiloso decoro atajara los envites de un malhadado destino que le había dejado sin dos de los seres que más había amado en el mundo. María nunca renegó de sus orígenes. Nació en una cortijada de Jaén, a donde iba un maestro particular a darle clase. Su padre, agricultor, se dio cuenta de que María era una niña muy despierta y quiso darle estudios. Después de hacer el bachillerato en Jaén, se marchó a Granada con la intención de hacer Medicina. Y ahí empezó toda esa carrera que le ha llevado a metas importantes e ilusionantes.
En una ocasión, con motivo de su jubilación, ya escribí sobre ella. Sus méritos en el campo de la Medicina son incontables. Fue pionera en asuntos de tanta relevancia como el tratamiento de la violencia hacia la mujer o los estudios para las 'pruebas de paternidad', cuando aún en España estaban prohibidas. También fue pionera en asuntos relacionados con la psiquiatría forense o con el derecho sanitario. Se recorrió casi todas las cárceles de España para elaborar los informes forenses con los que ayudar a los jueces a la hora de emitir una sentencia.
En los ochenta ya hablaba de humanización en la sanidad, un concepto en el que, aún en nuestros días, se sigue trabajando. Y, entre otras cosas, fue también la segunda académica en la Academia de Medicina y miembro de la Comisión de Deontología en la Organización Médica Colegial, a cuya Comisión Deontológica pertenece. Por seguir resaltando méritos, está en posesión de la Cruz de primera clase de San Raimundo de Peñafort en 1983, por su colaboración con la administración de justicia o la Medalla al mérito policial, con distintivo blanco, por su ayuda en la formación de la policía judicial española en 1992, entre otros. También hace años se le concedió la Medalla de Oro de Andalucía. Además, estaba orgullosa de haber presidido La Orden de Caballeros y Damas del Santo Sepulcro y Basílica de San Juan de Dios. El auditorio del Colegio de Médicos de Granada lleva su nombre. Hay gente que se muere y gente que se nos muere. Y María se nos ha muerto. Hoy el mundo parece más triste sin ella.
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